Mi primer domingo de Mayo como madre, lo pasé presa de mis hormonas, confusa, emocionada y en la sola compañía de mi vástago y su progenitor.
- Fue bonito.
- Fui muy feliz.
- Me sentí un poco sola.
Mi segundo primer domingo de Mayo, como madre, fue diferente. Liberada de la lactancia y el vaivén hormonal, me hallaba dispuesta a disfrutarlo más (si se puede) que el año anterior... volver a ser la protagonista ¡qué ilusión!
Debido a un evento familiar, me hallaba rodeada de familiares, con lo que pensé que me sacaría la unica "espinita" del año anterior. Y así acontecieron los hechos:
- Cachorro se despierta de su siesta matutina.
- Robot lo coge en brazos y se dispone a traermelo.
- Una avalancha de familiares se dan a la caza del primogénito.
- Robot y yo nos miramos en la distancia.
- Robot se zafa de
- Robot logra pasarme al cachorro.
- Huyo despavorida.
Cuando vuelvo, recibo miradas de recelo y una atmósfera cargada de
- No fue tan bonito.
- Fui muy feliz.
- Me sentí incomprendida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario